Las palabras Siempre y Nunca, dichas de forma negativa, son hirientes y ofensivas. “Tu siempre me ofendes” “Tu nunca me ayudas”. Sin embargo, cuando las usamos positivamente son una gran bendición para quien la escucha. “Tu siempre me ayudas con nuestros hijos” “Tu nunca te olvidas de mí”. Hoy quiero compartir con ustedes Los Ocho “Siempre” del matrimonio.
- Siempre habla bien de tu cónyuge. Es necesario que siempre que estés con otras personas, y surja el tema, habla de las cualidades positivas de tu pareja. No caigas en la trampa de compartir sus debilidades, eso no añadirá valor a tu relación.
- Siempre habla en plural, involucrando a tu cónyuge. Recuerda que el matrimonio es de dos y que ambos han hecho un pacto de compartir en las buenas y en las malas. Tu lenguaje debe ser congruente con esto. Por eso habla de “nuestra casa” “nuestros hijos” Nuestras cosas” “nuestro dinero” etc.
- Siempre conversa. Es necesario que los canales de comunicación siempre estén abiertos, que nada los obstruya. Hablen aún de los temas más difíciles e incómodos, eso sí, sin gritos ni descalificaciones, escúchense cada uno y traten de comprender en punto de vista del otro.
- Siempre ve a la cama en paz. Eviten hablar de temas álgidos al momento de ir a dormir. No espere ese momento para plantear su incomodidad, ya que por lo general estos temas no terminan sino al día siguiente, causando malestar, desvelo y la sensación de no haber serrado el tópico. Busque otro momento.
- Siempre ten una palabra de reconocimiento. Tenga en su boca una expresión de agradecimiento, reconocimiento y motivación para con su pareja. Sea cortes en todo momento con él o ella. No olvide ser agradecido por o que hace por usted. Recuerde: “Más se logra con miel que con hiel”.
- Siempre practica el romanticismo. Este es uno de los aspecto que mantiene vivo el amor. Procure tener momentos románticos como una cena a la luz de las velas, un encuentro furtivo, un tiempo a solas donde se entreguen el uno al otro sin interrupciones. Cada día cultive el romanticismo con detalles, avivando así el amor en su pareja.
- Siempre rompa la rutina. Esta es una trampa en la que muchas parejas caen. Lo cotidiano, lo común, y lo de siempre arruinan la candidez de la relación. Salga de la rutina, busque hacer las cosas de forma diferente. Salgan de vacaciones a lugares diferentes, hagan cursos de algo que les guste en común. Practiquen un deporte, acampen, y disfruten de la vida. No permita que la cotidianidad arruine su relación.
- Siempre ama. El amor es lo que mantiene unida a la pareja. Este amor, más que un sentimiento, es la decisión de cuidar, ayudar, respetar, animar, y aceptar a la otra persona. El amor se manifiesta y se demuestra con acciones. Sea siempre generoso en el cuidado, los cariños, las palabras, las atenciones, los regalos y muchas otras cosas más. Demuestra un amor verdadero por su pareja.
La Biblia dice que: “Como llama divina es el fuego ardiente del amor” (Cantares 8:6b NVI)
Pastor, Eliezer Pérez
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