Hoy en día la burla se ha convertido en algo muy cotidiano. En ocasiones para divertir, y en otras, para agredir. Es algo que nuestros hijos enfrentan en la escuela y en los círculos donde se desenvuelven. Es allí donde se observa la crueldad de manera más acentuada, ya que es, en el terreno infantil, donde no existen las máscaras, y la franqueza se muestra de forma cruel, castradora, y muchas veces criminal.
Cuáles son algunas de las Causas de este problema:
• La necesidad de atención personal, la cual es buscada, aunque sea de manera negativa.
• La imitación de patrones familiares o del círculo de amistades (hago lo que me hacen o lo que veo que hacen).
• La búsqueda de sentirse superior o preeminencia sobre otros.
• La necesidad de pertenecer a una elite o grupo de moda.
• La deficiencia de conocimiento de las diferencias étnicas, sociales o físicas en otros y la dificultad de comprender esas diferencias.
• La influencia de su entorno visual (televisión, juegos interactivos, etc.), en donde reciben burlas, sarcasmos, doble sentido y faltas de respeto para con ellos y los demás.
¿Qué hacer? ¿Cómo ayudarles a superar esa conducta inapropiada?
• Primero, analice si tal vez usted ha usado la burla en su trato parental, y pida perdón por el error.
• Preste atención al niño. Interésese por lo que le sucede en su entorno. Analice junto con él, el problema, sin exagerar, pero sin ligereza. Es importante conocer en detalle el dónde, como, cuando, quien y el porqué de lo que está sucediendo.
• Muestre empatía al relatarle como usted ha sufrido lo mismo.
• Hágale notar, que es inevitable que otros se burlen de él en algún momento. Sin embargo, dígale que él puede tener control sobre la manera de reaccionar ante la burla.
• Invite al niño a tener un diálogo consigo mismo. Hágale pensar sobre lo que otros dicen de él y lo que él piensa de si mismo: ¿es cierto lo que dicen de mí? ¿cuál opinión es la más importante, la de los demás,
o la mía propia? Y que se diga a sí mismo: “Yo puedo ignorar o maniobrar esta situación”.
• Hágale pensar en sus fortalezas personales y afírmelas en él.
• Enséñele que ignorar las burlas de las personas, especialmente de los que dicen ser sus amigos, es una estrategia muy positiva.
• Indíquele qué puede responderle… ¿y? Ignorando lo que dice.
• Explíquele al niño como no permitir que otros echen su basura sobre él, visualizando la acción como un balón que rebota en un escudo que rechaza la humillación.
• Enséñele a utilizar el elogio o el humor como una técnica que le rompe el juego al burlador.
• Dígale que es necesario que busque la ayuda de un adulto en caso de convertirse en acoso constante, violento y mantenido en el tiempo. Cuando se llega a estos extremos es necesaria la intervención de los padres y autoridades del lugar.
En verdad, no podemos evitar completamente las burlas, pero si podemos tener estrategias que nos ayuden a superarlas o prevenirlas. Esa es una buena enseñanza que podemos dar a nuestros hijos.
Ana M. Vargas