La plenitud de la intimidad en la pareja se logra cuando somos capaces de relacionarnos en lo sentimental, físico, social y espiritual. Lamentablemente la intimidad se ha limitado a lo sexual, y realmente no hay un disfrute pleno de esto, sin haber una intimidad en los aspectos antes mencionados.
Si usted desea que la intimidad sea plena en su matrimonio necesita entender que hay que ser afines emocional y sentimentalmente. Hay que trabajar en buscar esa afinidad en las creencias e ideas, en la manera de cómo enfrentamos o abordamos los asuntos cotidianos y rutinarios.
Para ello, la comunicación juega un papel importantísimo, ya que las cosas que pensamos simples, cotidianas, o sin importancia, en realidad son las que ayudan a lograr el desarrollo de la intimidad. Esto consiste en entender que compartiendo lo que aparentemente no tiene valor, en realidad tienen un gran peso en la relación. Hay que hacer notar que son las vivencias cotidianas comunes, las que llevan al matrimonio a un nivel de intimidad satisfactorio.
El diálogo es la herramienta que permite que se comparta sin miedo y sin reservas, lo que se siente y se piensa en lo más profundo de nuestro ser, con respecto a algún hecho o idea. Cuando hablamos de lo que se siente, se piensa y se experimenta en lo cotidiano del trabajo, la familia, los hijos, aún de las trivialidades que acompañan el día a día, y mi interlocutor me escucha con interés y atención verdadera, eso hace que la intimidad se haga cada vez más plena. El gran error que cometen algunos, es que no desean escuchar nada de lo que al otro le interesa o le preocupa, esto quiebra el camino a la intimidad.
Es precisamente lo que intercambiamos, lo que compartimos, lo que nos preocupa, que hace que nos demos cuenta, que tipo de persona hay a nuestro lado, una que me escucha, me comprende y ayuda, y que está en sintonía con lo que vivo y experimento. Esto realmente se puede experimentar cuando ambos en la relación aprenden a aceptarse sin reservas; Cuando no se tiene miedo de expresar lo que sentimos y tampoco de ser conocidos en lo más intimo de nuestro ser, ya que el otro me ama y me acepta de forma incondicional. Lea mi artículo: “La intimidad y como lograrla”
Lea bien, no descuide las conversaciones diarias donde contamos lo que nos preocupa y nos gusta. Conversaciones donde lo emocional, como la alegría o la tristeza nos embargan. Son esos momentos los que nos permiten compartir e intercambiar ideas, sentimientos y emociones, pero sobre todo, abrir un camino a hacia una intimidad plena.
Pastor, Eliezer Pérez.