El sabio Salomón dijo: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora…. tiempo de callar, y tiempo de hablar…” (Ec 3:1,7b) La importancia de este consejo está en aprender a hacer y decir las cosas en el momento adecuado. Los comediantes, los políticos y los amantes, saben escoger el momento oportuno para sus discursos presentaciones y otras cosas más. Si lograras tener ese discernimiento para hablar, presentar tus demandas y exigencias a tu paraje, esto sería de gran ayuda y bienestar para la paz del matrimonio. Aquí te comparto algunas ideas sobre el tema.
Uno de los errores que cometen las parejas es escoger cualquier momento para expresar sus diferencias. Algunos escogen la hora de la comida, otros cuando se van a dormir o cuando están fatigados después de un largo día de trabajo, etc. Recuerde que la fatiga, el hambre y el estrés emocional bajan la eficiencia mental y aumenta la irritabilidad. Si algo debemos aprender en la relación, es a conocer cuales son los mejores momentos para hablar y compartir nuestras diferencias o quejas. Muchas parejas establecen un tiempo en la semana para conversar cualquier circunstancia que pueda estar molestándoles. El mejor momento es aquel que se programa y que los dos están de acuerdo preparándose para ello.
Otro aspecto a tomar en cuenta es que luego de una discusión acalorada el mejor momento para retomarla, es después de haber pasado un tiempo prudencial. Esto juega un papel altamente importante. El tomar un tiempo prudencial hace que las emociones vuelvan a su cause normal y que las ideas se aclaren. Sirve, si es posible, para consultar y buscar consejo de personas sabias y experimentadas. También nos permite pensar a profundidad lo que el otro ha opinado y si realmente tiene la razón o no. Al momento de retomar el tema en cuestión, hay que hacerlo con el espíritu, la actitud y la motivación correcta: buscar lo mejor para la pareja y la familia. No se trata de quien gana la pelea, se trata de qué es mejor para los dos.
El otro momento que debes tomar en cuenta, es cuando algo te ofende y te hace sentir mal. Hay que reconocer que como seres humanos, somos propensos a ofender y a herir. Me ha sucedido, que en momentos de presión he sido descortés o rudo con mi esposa. Cosas como estas no deben dejarse pasar, al contrario, hay que hacerlas notar. Cuando esto sucede, si el momento es apropiado, debes decir que te sientes ofendido o disgustado por esa actitud. Hay personas que parecen depósitos, se cargan y se cargan y nunca expresan su malestar, hasta que explotan y dicen hasta lo que no debían decir. Mi consejo para ustedes es que no dejen que las ocupaciones, distracciones o miedos de enfrentar las cosas, les impida conversar lo que les incomoda del otro. Decidan apartar un tiempo apropiado y dense la oportunidad de escucharse y solucionar las diferencias.
No dejes que la premura, la rabia y el miedo te impidan enfrentar las diferencias en su tiempo. No lo dejas pasar, pero tampoco tienes que correr de forma impulsiva a soltar lo primero que viene a tu mente. Respira profundo y pregúntate: ¿Esto puede esperar? ¿necesito decirlo ahora? ¿emocionalmente estoy calmado? ¿el ambiente se presta para decirlo? Por último, ¿El momento es adecuado y oportuno para que hablemos? Responder estas preguntas, te ayudarán a saber si es el tiempo. Recuerda, ¡No te rindas!
Pastor, Eliezer Pérez.