Ronda nuestras vidas, se apodera de nosotros, empieza a controlarlo todo y lentamente nos va envenenando hasta que finalmente logra su efecto fulminante. Algunos reconocen su presencia, otros la ignoran hasta que sus propios cuerpos les dan la señal de alarma, pero en ambos casos los individuos se sienten incapaces de detenerle pues le consideran parte del día a día. Dicho personaje, dicho asesino silencioso es el “estrés”.
No es un secreto para nadie que hoy en día se viven vidas más aceleradas y activas que en el pasado. Las presiones para el individuo vienen de todos lados y en distintas formas. La sociedad, el trabajo, las relaciones interpersonales, las relaciones de pareja, la economía, las exigencias personales, las expectativas de otros y las responsabilidades son fuentes comunes de estrés. Lamentablemente, la familia no solamente puede ser una causante de estrés sino que a su vez es la que más sufre cuando uno de sus integrantes padece las consecuencias de este terrible enemigo.
El estrés no es más que una reacción defensiva de nuestro cuerpo ante una situación que considera peligrosa, amenazante, o que requiere una mayor demanda de nuestras capacidades. Algunas evidencias de estrés en nuestras vidas son: insomnio (dificultad para dormir), presión arterial alta, músculos tensos en diferentes partes de nuestro cuerpo, pensamientos recurrentes en referencia a algún problema o preocupación, mal humor, ansiedad, angustia, desgano, comer en exceso y/o falta de apetito, entre otros. Si usted está experimentando dos o más de estos síntomas, por favor deténgase por un momento y evalúe con detenimiento cual es el detonante de su estrés. A continuación me gustaría compartir con ustedes algunas acciones y consejos que le ayudaran a evitar que este asesino silencioso deteriore y controle su vida:
- Emplee un tiempo diario para hacer algo que usted disfruta: esto no requiere que sean dos horas diarias, pero al menos una hora o media hora en donde usted elija una actividad que disfruta. De ser posible, intente hacer algo al aire libre tal como caminar o leer en el parque, escuchar su música favorita, cantar a todo pulmón su canción favorita mientras viaja del trabajo a casa, etc. Sea creativo y persista en hacerlo todos los días.
- Cuídese del Negativismo y pesimismo: cuando lidiamos con el estrés solemos analizar todo desde un punto de vista negativo. Trate entonces de ver el lado positivo de las situaciones, pensando en las muchas posibles soluciones que cada problema tiene. Atrévase a creer que las cosas pueden mejorar, a tener esperanza en medio de la dificultad; no se rinda, a veces se cierran algunas puertas pero se terminan abriendo otras.
- Revise y analice sus prioridades: a veces la angustia y el afán nos invaden por cosas que son simplemente pasajeras (aunque no las percibamos así en el momento). Siéntese por un momento y medite en las otras cosas en su vida que son realmente importantes tales como la familia, su salud, su bienestar, etc. Quizás usted esta afligido por algo que al final de cuentas no le dejara nada.
- Acepte sus limitaciones: acepte el hecho de que los súper hombres y las súper mujeres solo existen en el mundo de las historietas, por lo tanto entienda que usted como cualquier otro ser humano tiene limitaciones que debe aceptar. No intente hacer de todo, ni hacerlo de manera perfecta, admita que sus fuerzas tienen límites y aprenda a vivir con ellos.
- Aprenda de sus dificultades: los problemas y situaciones difíciles deben siempre dejarnos lecciones saludables para la vida. Siéntese por un momento y medite: ¿Que puedo aprender de esta situación? También le animo a ser sincero consigo mismo y a preguntarse: ¿Que he hecho mal en esta situación? y por lo tanto, ¿en que debo mejorar?. Evite echarle la culpa a otro de sus errores, reconozca los suyos y aprenda las lecciones que esta situación le esta ensenando.
- Dígale NO al complejo de “Llanero Solitario”: no lleve sus cargas solo, aprenda a comunicarle a alguien de confianza sus tristezas, dificultades, frustraciones y alegrías. Es importante compartir estos sentimientos con alguien que no solamente le va a escuchar sino que va a darle una palabra o un consejo maduro, nutritivo, y útil en su vida. Cuando hablamos con alguien acerca de nuestros problemas, drenamos muchos de los sentimientos tóxicos causados por el estrés.
Querido lector, no menosprecie las señales de estrés en su diario vivir. Examínelas con cuidado, evaluase a sí mismo y propóngase hacer cambios en su vida que estimulen su bienestar. No tenga temor de dichos cambios, usted es importante y por lo tanto requiere vivir en armonía y equilibrio para que esto mismo sea reflejado en sus relaciones familiares y en todo lo que usted se disponga a hacer.
Psicóloga, Anaely J. Pérez V.