La adolescencia es una palabra que provoca sentimientos encontrados en cada padre. Por un lado, aquellos que fueron niños indefensos se convierten en seres independientes en pensamiento y decisión; pero, por otro lado, dicha independencia trae muchos cambios y conflictos al núcleo familiar debido a que en esta etapa del ser humano es poca la tendencia por parte de ellos a tomar decisiones sabias y prudentes. Por lo tanto, el rol del padre se vuelve esencial si no indispensable.
Cabe destacar que debido a las muchas presiones sociales y personales a las que los adultos se enfrentan hoy en día, la atención de estos en ocasiones es desviada hacia asuntos importantes pero pasajeros, ya que la atención, apoyo, ayuda, supervisión y dirección para con el adolescente es imperante para que este logre alcanzar la adultez con valores y principios que le hagan ser un individuo maduro y emocionalmente estable. Es por ello, apreciado Padre, que hoy me dirijo a ustedes para traer su atención hacia tres aspectos generales ante los cuales deben estar atentos.
- Aspecto Social: La investigadora Sherry Turkle ha encontrado que los adolescentes de hoy han ido perdiendo sus habilidades para comunicarse, debido al auge de la tecnología como un medio más “seguro” para hacerlo. En los resultados de su investigación, encontró que los adolescentes de hoy evitan comunicarse cara a cara con alguien a quien no conocen muy bien. A su vez, otro de los resultados evidencia la perdida de empatía humana por parte de los adolescentes. Los padres están llamados a modelar lo que es y lo que significa una comunicación y relación sana entre seres humanos. Observe a sus hijos cuando conversan con sus amigos, el lenguaje que usan y los valores que demuestran tener con su comportamiento. Observe como se relacionan con los adultos, si hay respeto o agresividad. Procure corregir a su hijo en esto, no a los gritos pero si con amor y paciencia. Ahora bien, no solamente corríjale con sus palabras, sino que obsérvese a sí mismo para examinarse y ver si hay algo en su propio comportamiento que pueda estar reforzando esa conducta en su hijo.
- Aspecto Psicológico: el desarrollo psicológico es básico en esta etapa debido a que el adolescente está construyendo y fortaleciendo su identidad, sus propias ideas y formas de pensamiento, así como está poniendo a prueba los valores adquiridos en la niñez. El padre debe buscar afianzar y reforzar los aspectos positivos que usted conoce de la personalidad y carácter de su hijo/a. Tenga cuidado con las palabras hirientes que sin querer confirmen una identidad no sana (“tu eres un mentiroso”, “tu nunca piensas en los demás”, “nunca has sido bueno en los estudios”, etc.). Otro elemento importante es el reconocimiento. Cuando su adolescente haga algo correcto reconózcalo con palabras como “Gracias por ayudarme”, “Eres especial”, “Gracias por darme tu opinión”, etc. Recuerde, el adolescente está en una etapa donde se pregunta psicológicamente ¿Quién soy?, y la respuesta a esta pregunta dependerá en mucho de lo que otros digan que él es.
- Aspecto Biológico: en esta etapa también hay que cuidar el aspecto físico de nuestros hijos. Cosas como la alimentación, el ejercicio, el aseo personal, el desarrollo menstrual en las niñas y el desarrollo en el varón; son importantes. El padre está llamado a velar por el bienestar físico de sus hijos procurando que estos se alimenten de manera balanceada para así evitar una obesidad precoz, y por ende una autoimagen tambaleante. De igual forma, la alimentación contribuirá a un sano crecimiento físico e intelectual. Es de suma importancia, que en esta etapa el padre esté atento al varón y su desarrollo sexual, y la madre atenta a la niña y el inicio de su ciclo menstrual. Esto, traerá cambios a sus vidas y por ende requieren de alguien que les ayude a lidiar con ello, y que mejor que el padre del mismo género quien también en algún momento de su vida tuvo la misma experiencia.
Finalmente querido lector, recuerde que el hogar es la pequeña sociedad en donde el adolescente pondrá en práctica y absorberá muchos de sus aprendizajes. No desmaye en modelar los valores correctos, siempre esté atento a aquellos comportamientos que pueden indicar que algo anda mal con la identidad de su hijo, con su autoimagen, o con su cuerpo. Sea prudente, sabio y en ocasiones astuto para enseñarle y corregirle; así como también sea empático al tratar de comprender esa difícil etapa por la que usted también en algún momento atravesó.
Psicóloga Anaely Pérez.