Recientemente conocí a una mujer que con mucho orgullo, me comentó que ella no necesitaba tener amistades profundas con nadie más aparte de su esposo. Me contaba cómo su esposo era su mejor amigo y que por ello no se sentía atraída a la idea de tener otros amigos con los que ella pasara su tiempo. Muchas personas viven bajo este mismo concepto, y aunque el desarrollo de la amistad entre los cónyuges es esencial en el matrimonio, es siempre sano y equilibrado el tener a otras personas en nuestras vidas en las que apoyarnos y con quienes compartir.
El ser humano es un ser sociable. Es decir, las relaciones interpersonales son esenciales para su desarrollo emocional, mental y físico. Son parte de la vida del ser humano y estas no deben ni pueden ser evitadas.
Las relaciones fuera del ente familiar deben ser cultivadas. Personas ajenas a nuestra familia aportan puntos de vistas que generalmente contribuyen a nuestro desarrollo como individuos. Es algo así como la alimentación. Si usted decide un día que solamente va a alimentarse de espinacas, llegará un momento en que su cuerpo puede llegar a enfermarse pues las espinacas, aunque llenas de nutrientes, no son suficientes para aportar la gama de vitaminas y minerales que se requieren para mantener su cuerpo saludable. De la misma manera, si no cultivamos nuestras relaciones interpersonales extra-familiares, corremos el riesgo de tener carencias en nuestra vida que se irán revelando con el paso del tiempo.
A continuación quiero compartir contigo algunos de los beneficios más básicos que nos aportan las amistades fuera del ente familiar:
1. Forma y afirma nuestra identidad: Al relacionarnos con otros, recibimos un feedback de quienes somos, qué queremos ser, y a donde pertenecemos.
2. Nos ayuda a ver el mundo de manera distinta: al conversar y compartir con personas de diferentes trasfondos identificamos aspectos de la vida que nos son desconocidos. Esto abre nuestros ojos a una nueva realidad más allá de nuestro entorno inmediato y nos da nuevas herramientas para enfrentar el porvenir.
3. Abre nuestra mente a nuevos horizontes: Las experiencias de otros nos dan lecciones, nos enriquecen, nos ayudan a reflexionar y nos motiva a hacer cambios que abren puertas para desarrollarnos a nivel personal.
4. Nos hace sensibles a las necesidades ajenas: el constante contacto con otros, las conversaciones, consejos, etc. nos lleva a desarrollar empatía hacia nuestro prójimo. Se produce un intercambio emocional que nos marca y nos lleva a identificarnos con otros en sus luchas, dificultades y alegrías.
5. Forma nuestro carácter: en toda relación interpersonal hay momentos de conflicto. No obstante, estas diferencias con personas fuera de nuestra familia nos forman como individuo y nos motivan a hacer cambios que resulten en un carácter más sano y equilibrado.
6. Trae equilibrio emocional: el compartir con personas que no han crecido en el mismo seno familiar nos aporta un apoyo en momentos difíciles. Es un desahogo que mantiene en equilibrio nuestros sentimientos y que nos sostiene en momentos donde existen sentimientos difíciles de compartir con la familia.
7. Nos ayuda a madurar: la formación del carácter, el afianzamiento de nuestra identidad, el desarrollo de la empatía, y el tener una visión más completa de la vida, son aspectos aportados por las amistades que construyen un individuo más maduro en cada paso y en cada etapa de su vida.
Decida abrirse a nuevas amistades. Permita que sus hijos y cónyuge compartan con otros. Permítase a usted compartir con otros. No busque amistades fuera de la familia con un interés en mente (buscando obtener un beneficio de la otra persona). Busque compartir con personas que tengan buenos principios y valores, que sean positivas en su forma de ver la vida, que construyan con sus palabras y no que destruyan, personas que se esfuercen por ser mejores seres humanos, personas que siempre respeten y tomen en cuenta al projimo. No se cierre a la posibilidad de encontrar amigos que aporten un oasis en su vida. No se cierre a esta posibilidad cuando sienta que su carácter es difícil al momento de relacionarse. Haga el esfuerzo, haga el intento, e invierta parte de su tiempo en conocer a otros que pueden llegar a ser una bendición en su vida.
Psicóloga, Anaely Perez.